sábado, 13 de agosto de 2011

_

-Te aferras a tu dolor como si significara algo, como si tuviera algún valor. Suéltalo. Hay infinitas posibilidades y lo único que hace es quejarse...
- Bueno ¿Qué se supone que tengo que hacer?
- ¿Tú qué crees? Puedes hacer cualquier cosa, cabrón con suerte: estás vivo. ¿Qué es un poco de dolor comparado con eso?
- No puede ser tan simple.
- ¿Y qué pasa si lo es?

.

Esto no lo digo para muchos sino para ti; pues somos bastante gran teatro uno para otro.

viernes, 5 de agosto de 2011

No tanta razón como podría tenerla.

Tendrías que aprender a pedir perdón... Sí, aprende, pero asegurate de que yo antes he aprendido a perdonar.

*

Yo, que no quise llevar el corazón encima por si me lo quitaban, que tengo los pantalones rotos y la camisa a juego, que soy una exagerada, que tengo el sí fácil, la lágrima aún más fácil, que estoy esperando todo el día a que llegue la una de la madrugada para salirme a la terraza y llamarte y después quedarme sentada acariciando un gato o mirando al horizonte y ver las lucecitas de otras ciudades a lo lejos.
Yo, que soy capaz de meterme en una jaula de leones pero no en una habitación de guardería, que soy capaz de apostar todo a una carta y si pierdo... no termino de darme por vencida, que lo último que haré es abandonar una causa por la que luché más allá de lo que debería haber luchado, que me he dado cuenta de que el cine sin cigarrillo o sin cerveza no sienta igual.
Yo, que nunca me he olvidado de nada, que siempre me pregunto cómo perdonar... Yo, estoy echándote de menos.