Tenemos entre nuestras manos una bola imaginaria. Es de color azul, pero tiene cosas de amarillo. Entonces, ¿de qué color es? ¿Azul, amarillo o verde? y dentro de los verdes, ¿qué verde es?
Entre el ying y el yang ¿cuántos eones? Entre el sí y el no ¿cuántos quizá? (J.Cortázar)
Por dar más pistas y poder despejar la incógnita, contaré que la bola imaginaria que sostenemos entre las manos tiene dos ángulos para mirarla. El tiempo total que hemos tenido para examinar la bola imaginaria, desde el día en que apareció hasta hoy han sido quinientos setenta y tres mil ciento veinte minutos. En ese tiempo también explicaré que la bola no ha tenido siempre un color homogéneo:
Lo difícil de explicar de esta bola es que no se sabe cuántas etapas ha tenido ni cuántos colores en cada etapa, por eso de que hay dos ángulos diferentes por donde mirarla, a veces han coincidido en su perspectiva y a veces no.
Primero la bola era claramente azul, un azul por necesidad. El color de su corteza era un azul opaco, que no daba a conocer nada del interior de la esfera. No se sabe muy bien cuándo ni por qué pero la bola fue dando a conocer su interior. En ese momento el azul tornó un poco mas claro de lo que estaba. Tiempo después, la bola empezó a estar salpicada de manchas visiblemente rojas por un ángulo, pero para el otro era claramente un color negro. Este trance duró poco, puesto que la necesidad de un color azul homogéneo era evidente, y ambos ángulos de vista prefirieron acordarlo así, pero esta supuesta paz no duraría mucho, cuando de repente volvió a estar salpicada por manchas rojas para uno y manchas negras para el otro. El termino del color (azul+negro)*(azul+rojo) no se quiso llegar a aclarar, asique la bola fue salpicada desde fuera por un color blanco de corrector tipex, y asi desaparecieron las manchas que complicaban al acertar el color de nuestra querida esfera.
Pero este mutuo acuerdo, hizo estrechar la distancia que separaba a los dos ángulos, juntándolos un poco más. La bola reaccionó a este nuevo cambio formando en su interior y expresándolo en su corteza una forma brillante y amable de un color vivo, el amarillo empezaba a surgir de la bola hacia fuera. Desde cualquier ángulo que se hubiese querido mirar la bola, era perfectamente apreciable y sin equivocarnos a decir, que la bola era muy transparente y bonita.
Pero un ángulo empezó a ver en la bola el color del "NO" mientras que para el otro ángulo surgió el problema de ver en la esfera el color tan desagradable de tener que decir que "NO". Poco a poco se fue resolviendo el problema, pero se equivocaban al afirmar que los dos ángulos veían el mismo color en la bola, ya que uno la veía azul*(amarillo+pequeñas manchas de NO) y el otro ángulo la veía azul*amarillo, es decir, un verde brillante y precioso, creyendose este último que el problema estaba solucionado. Aquí empieza la verdadera separación de sus puntos de vista, que hasta aproximadamente ciento setenta y cinco mil minutos después no volvió a coincidir.
La bola empezó a dejar de ser tan importante para un ángulo, asique se alejó de ella. Mientras que para el otro, empezaba a ser lo más importante de su existencia, por lo que se acercó a la esfera, lo que dio como resultado un alejamiento entre ambos ángulos. Respecto al color de la bola, para el ángulo que se había alejado no lo veía bien, y para el ángulo que se había acercado, seguía siendo un color verde brillante, cada vez con más manchas de amarillo y de blanco.
Tiempo después la bola atravesó el momento de más cambios de color: de tener un color inapreciable para uno y verde amarillento para otro, de un minuto a otro, de un segundo a otro, el ángulo alejado se acercó y le vertio entero un cubo del color de la noticia inesperada y catastrófica, y para el ángulo que estaba cerca empezó a ver con esa mezcla un color más oscuro que el de el abismo. El otro ángulo, para solución de este problema, añadió el color de sus lágrimas.
Bien saben los que alguna vez han pintado o chapurreteado con temperas, que una simple pincelada de negro te oscurece por completo el verde más brillante que se pueda obtener. Si a eso añadimos que un ángulo seguía añadiendo colores oscuros como rotura de promesas o espera en los días, el color de la bola era inapreciablemente oscuro.
En sorprendentemente poco tiempo, se consiguió arreglar esto, añadiendo colores como el de la comprensión, las lágrimas o la ausencia de reproches, pero los ángulos dictaban colores diferentes: uno decía que era azul y solamente azul y el otro explicó que era verde, con manchitas amarillas estratégicamente colocadas.
No hace falta señalar que las percepciones de cada ángulo de vista eran muy diferentes. Desde ese momento y durante un tiempo prolongado, para un ángulo de vista el color seguía siendo verde brillante, sin ningún cambio en su superficie, y sólo en su interior se podía apreciar que seguía creando muchas más formitas
amarillas. Para el otro ángulo sin embargo, era un color bastante ambiguo; en la corteza de la bola estaba el mismo color verde que tiene el otro ángulo, pero por dentro se guarda en una cápsula demasiado frágil un gran bote de tempera negra.
Después de un tiempo de próspero disfrute del color verde (aunque sólo fuese superficial), esa capsula fue abierta. Para sorpresa de quién esté leyendo, no contaminó el color verde que había en la corteza ni tampoco el color que se apreciaba desde el otro ángulo. El color tornó color transparente de la comprensión con sólo abrir la cápsula. Lo mismo sucedio poco después, pero esta vez y con apremio fue añadido el color de la gratitud.
Un ángulo todo lo veía verde, pero para el otro empezaron a aparecer manchitas negras de la preocupación que podrían estropearlo todo, pero pronto se disolvieron con el corrosivo de la verdad y la explicación a tiempo.
Demasiado cuidado para una bola. Pocos colores se han añadido después, salvo el color de las lágrimas, el de la alegría, el de la complicidad, el de la risa, la carcajada, la sonrisa, la caricia y por supuesto sigue creciendo en su interior el color amarillo, que hace más brillante la bola cada minuto que pasa.
Ahora bien, ¿de qué color es la bola?