sábado, 23 de octubre de 2010

Sólo a la Maga

"Yo no sabía si aceptar, pero ella insistió."
-Así que se fue -dijo mi amante-. Y te dejó la pieza.
-Ella sabía que yo estaba pasando por una situación delicada, mi tía ha dejado de mandarme la pensión, probablemente ha fallecido. Lucía me ofreció compartir el cuarto después de que vos anunciaste que te ibas. Yo no sabía si aceptar, pero ella insistió.
-No encaja demasiado con su partida.
-Pero eso era antes del fallecimiento de su hijo. Es muy triste, todo podía haber sido tan diferente...
-No te quejés viejo. Una pieza de cuatro por tres cincuenta, a cinco mil francos mensuales con agua corriente...
-Yo desearía que la situación se aclarara entre nosotros... Esta pieza...
-No es mía, dormí tranquilo.
-La Maga se ha ido.
-¿Adónde?

La Maga se ha ido
Lo soltó de repente, como cuando te inyectan una vacuna, sólo después de sacar la aguja duele. Mi amante se sofocó, los sintomas aparecieron después de la pregunta, le resultó chiste al principio o broma como símbolo de venganza, pero poco podían ganar embarrándole. Aunque eso es justo lo que mi amigo el extranjero hubiese querido hacer.
-Habló de Montevideo.
-No tiene plata para eso.
-No tengo la menor idea, amigo. El viernes llenó la valija con libros y ropa, vinieron dos negros y se llevaron el equipaje. Me dijo que podía quedarme aquí, y como lloraba todo el tiempo no creas que era fácil hablar.
-Me dan ganas de romperte la cara.
"Entendé que nunca la quisiste, o eso es lo que decías."
Y de verdad lo quería. Le parecía un sueño, o que esto ya lo había vivido... Hubiese pagado mucho por ver su cara en ese momento. Todo le parecía una mentira, y se le ocurrían varias tesis; que me había violado y matado, que mi amigo no quería que me volviese a ver... Y eso era un poco lo que pasaba.
-¿Qué culpa tengo yo?
-No es por cuestión de culpa, che. Sos asqueroso y simpático a la vez, un lameculos metafísico.
-Pero, ¿para qué la buscás ahora?
-Explicá eso de "ahora".
-Venga hombre, entendé que nunca la quisiste, o eso es lo que decías siempre. Pero si no la hubieses querido ahora no estarías intentando encontrarla, ni mucho menos estarías blanco de delirio. La querías y la has perdido. Ella lloraba, vivía por pensar en vos y para pensar en vos. Se imaginaba todo el tiempo que vos estabas con la otra.
-Yo no tengo otra. Yo no tengo nada. Yo sólo tuve a la Maga.

La guitarra en el ropero / para siempre está colgada...
Nadie en ella toca nada / ni hace sus cuerdas sonar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario