Quiero seguir presentándome. Pero al contrario que tú, no lo haré como si ya me conociese.
De pequeña, a pesar de que no era un niño y no una niña, no sólo por eso era el bichito más peculiar que conocía el mundo. Me gustaban mucho ver los anuncios, y así exploté una característica de mí; la memoria. Creo que tengo memoria selectiva.
Me sentaba en el suelo, descalza, enfrente de la televisión. Mi madre, creo recordar, no le gustaba cambiar de canal en los intermedios de sus programas, porque puede volver en cualquier momento. Me tragaba todos los anuncios, y me los aprendí. Cuando volvía el programa, yo perdía el interés y me iba a mi habitación.
Y quería acordarme de los anuncios, para cada sábado hacerles una demostración a toda mi familia de la virtuosa memoria que tenia. Canciones, eslogans, diálogos y marcas. Todo con un tiempo preciso, la entonación justa y el ánimo de cada frase. Y nunca me equivocaba.
Y cuando no había anuncios en la tele porque mi madre estaba esperando que llegase su programa, ni películas porque mi padre estaba trabajando, era mi turno. Me ponía cintas de VHS de películas de dibujos. Era fácil la elección, me sentaba delante de los 97 títulos, iba mirándolas y siempre llegaba a una en la que mi vista se paraba y yo realmente sentía que la quería volver a ver. Porque me pude ver todas las películas unas diez veces. Pero creo que eso nos ha pasado a todos. ¿Y quién no se ha aprendido la cabecera de las Disney con el código penal? Mi memoria selectiva también quería eso para sí, aunque hubiese letras que decían lo mismo que la voz, yo no las podía leer porque iban demasiado deprisa.
Pero mi memoria selectiva hace que me acuerde de lo que me quiero acordar, y al contrario de otras memorias selectivas, también me acuerdo de lo que no me quiero acordar. Así, los anuncios de la tele del '98, el nombre de los programas de mi madre, las canciones y los eslogans de los anuncios, los títulos de las 97 películas Disney y el código penal ya no están en mi cabeza. Sin embargo sigo acordándome de la primera vez que vi a mi madre llorar, de cómo mi hermana entró en cabreo conmigo porque no se pasaba el "Super Mario Bros Nintendo 64" y me sigo acordando del día que me corte los pantalones aposta y mi madre me hizo de llevarlos al día siguiente al colegio.
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