-¿Pascal? -dijo la Maga-. ¿Qué reflexión egipcia?
Después de él poco podían importarme los demás |
Suspiró. Todos suspiran cuando hago alguna pregunta. Mi amante y sobre todo una amiga, porque no solamente suspiraba sino que resoplaba y bufaba y me trataba de estúpida. "Es tan violeta ser ignorante", pensé resentida. Cada vez que alguien se escandaliza de mis preguntas, una sensación violeta, una masa violeta envolviéndome por un momento. Había que respirar profundamente y el violeta se deshacía, se iba por ahí como los peces. Ya casi no me importaba su suspiro, después de él, del que yo más he amado nunca de una manera tan sana al principio, corrompida al final; poco podían importarme los suspiros de nadie cuando hacía una pregunta. Pero de todos modos siempre quedaba la mancha violeta por un momento, ganas de llorar, algo que duraba el tiempo de sacudir el cigarrillo con ese gesto que estropea irresistiblemente las alfombras, suponiendo que las haya.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario