El vibráfono tanteaba el aire, iniciando escaleras equívocas, dejando un peldaño en blanco saltaba cinco de una vez y reaparecía en lo más alto, constelaciones instantáneas, cinco estrellas, tres esrellas, diez estrellas, las iba apagando con la punta del escarpín. Él oía en un susurro Montevideo vía la Maga, y quizá iba a saber por fin algo más de ella; de su infancia (eso que aún no le había contado a nadie), si verdaderamente se llamaba Lucía, estaba a esa altura del vodka en que la noche empieza a ponerse magnánima, todo le juraba fidelidad y esperanza...
Un peldaño en blanco saltaba cinco de una vez y reaparecíaen lo más alto. |
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